Fioretto R5, il libro preferito, titolo SP

Florecillas de la vida religiosa – 5

Como premuroso director espiritual de esta hija suya, predilecta de Dio., el Padre Dalmau se preocupaba por darle a leer textos para su formación espiritual, pero, como él mismo narrará, a partir de cierto momento, Sor Filomena solo pudo leer un libro…   

El Padre Dalmau le había dejado un volumen “para que se ejercitara en una lectura piadosa, y de ella, como de un panal precioso, sacase alimento gustoso para su espíritu”. Pero se produjo un acontecimiento extraordinario que hizo imposible que continuase la lectura.

Eran los primeros meses de 1863, cuando sor Filomena se encontraba en su celda, recogida en oración se le apareció Jesús. Se le acercó, le apoyó el brazo izquierdo en el hombro y con la mano derecha le señaló la llaga del costado. “Estas mis llagas, -le dijo- tienen que ser tu lectura y tu único libro”.

Desde ese momento Sor Filomena no leyó ningún libro, poque le sucedía que no podía, de ninguna manera, concentrar su atención en lo que leía, ni retener en su mente lo que había leído.

“El libro que me sugirió es Aquel que por mi amor fue crucificado, porque en el
Crucifijo encuentro mi consuelo, y en el Stmo. Sacramento mi fortaleza”, escribió a su Padre espiritual, Por este motivo, le devolvió el libro. “En mi celda se ha convertido en un mueble inútil”, le confesó.

Jesús quería que concentrase toda su atención en su Pasión y esa será para ella, hasta su muerte, la única meditación posible, el único recuerdo indeleble.

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