Fioretto R3, cuore obbediente, titolo SP

Florecillas de la vida religiosa – 3

La comunidad de las Mínimas de Valls, tenía como médico de confianza al doctor Francisco Sojo, una persona amable y disponible y muy querida por las monjas. El apreciaba mucho a sor Filomena, y lo había acogido siempre con gran amabilidad. Ella le infundía reverencia y respeto, por su gran recogimiento, aunque no fuese más que una joven de diecinueve años. 

Sucedió que en una ocasión sor Filomena no se encontraba bien y el doctor Sojo no estaba en el pueblo. En su lugar fue al Monasterio el doctor Juan Costanna, una persona también amable y competente, que algunos años después ingresó en la Compañía de Jesús.

Durante la visita, para auscultarle el corazón, antes de coger el fonendoscopio, puso una mano sobre el corazón de Sor Filomena que, aun estando totalmente vestida, tuvo un movimiento instintivo de resistencia. La cosa llegó a los oídos del padre confesor de las monjas, el Mínimo Narciso Dalmau, que le reprendió por aquel gesto inoportuno, porque el médico no estaba haciendo otra cosa que su deber.

Ella se sintió en falta. Escribió poco después asegurando que, con tal de no faltar a la obediencia, hubiera estado dispuesta a ofrecerse a todas las auscultaciones necesarias y pidió humildemente perdón aterrorizada por la idea de poder faltar a la obediencia. 

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