Memorare

Acuérdate, oh gloriosísimo Esposo de María Virgen

 

oh mi dulcísimo protector, San José,

 

que nunca se ha oído decir que ninguno que haya invocado tu protección

 

 o pedido tu ayuda

 

 no haya sido consolado.

 

Con esta confianza acudo a ti

 

 y fervorosamente a ti me encomiendo.

 

¡Ea, pues! no deseches mis oraciones,

 

oh Padre putativo del Redentor,

 

antes bien recíbelas con piedad y obtén mi petición.

 

Así sea..

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